jueves, 15 de julio de 2010

Impulsos...

Hace unos meses decidí darle cabida a la impulsividad con la esperanza de recuperar algo que consideraba imprescindible en mi vida. Un acto impulsivo y mi vida dio un giro de 180 grados y no precisamente hace la dirección que yo buscaba.

Las consecuencias de este acto impulsivo me han hecho aprender todo aquello a lo cual hacia caso omiso. Me di cuenta que la vida te presenta lecciones continuamente y por más que nos neguemos a aprenderlas tarde o temprano lo hacemos, por las buenas o por las malas.

Entre las lecciones más importantes que me dejó esta impulsividad fue que cuando las cosas se terminan no hay vuelta atrás, tan solo queda darle la vuelta a la hoja y cerrar el libro. No es sano tratar de continuar en un ciclo que ya ha llegado a su fin. Lo segundo que me dejó fue que la libertad es una de los derechos más preciados del ser humano. Ciertamente pasamos nuestra vida dando por hecho la libertad que tenemos y por la cual generaciones pasadas lucharon intensamente y que algunos de nosotros aun seguimos luchando por la liberación de ciertos aspectos. Pueden estar seguros que ningún impulso será tan grande en el futuro como para que arriesgue de nuevo mi libertad. Lo tercero que aprendí fue que las personas que te quieren y que se han alejado y a quienes desearías recuperar regresaran a ti hoy, dentro de tres meses o dentro de veinte años si así tiene que ser; no hay razón para presionar las cosas y hacer actos casi inhumanos para impresionar a alguien para de esta manera convencerlos de que regresen a ti. Lo cuarto que me dejó fue que aquello que consideraba tan imprescindible en mi vida y por lo cual estaba dispuesta a arriesgarlo todo, no era tan imprescindible sino más bien era un factor negativo en ese punto de mi vida y que necesitaba depurar para poder seguir adelante. Por último los actos que se desencadenaron de ese acto impulsivo me abrieron los ojos a diferentes aspectos y problemáticas en los que aun debo trabajar.

Aunque aún hay momentos (esporádicos, muy esporádicos) en que desearía haber seguido mi camino, recto sin vueltas en “u”, aun creo que fue más valioso el aprendizaje y crecimiento que vino en consecuencia de la impulsividad. Después de todo no hay mejor manera para aprender que cometiendo errores y viviendo sus consecuencias.

Tengo que reconocer que durante mucho tiempo estuve enojada conmigo por haberme permitido actuar de esa manera tan irresponsable, buscando recuperar algo que ya estaba largamente perdido, algo que en el pasado me había dañado y me había hecho sufrir, algo que ya no valía la pena. Sin embargo hoy he decidido dejar ir ese enojo y enfocarme en lo feliz que me siento por todo lo que en base a este dichoso acto impulsivo aprendí y crecí pues prefiero estar feliz por todo lo positivo que trajo a mi vida y no desdichada por lo que me quitó.

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